En nuestro camino hacia el círculo polar, hoy nos hemos detenido en el Parque Nacional de Rondane, un bellísimo lugar poblado de cascadas, lagos y ríos. Las zonas bajas del Parque estaban repletas de coníferas, mientras que su vacío circo glaciar se caracterizaba por el típico terreno nórdico, el permafrost, tierra con hielo mezclado bajo su superficie, donde de nuevo los omnipresentes mosquitos hicieron de las suyas.

En los apenas dos días que llevamos en este ordenado, limpio y moderno pero también carísimo país, hemos tenido ocasión de tratar con sus gentes, que se caracterizan por su amabilidad y corrección, y de empezar a disfrutar del espectacular paisaje del interior noruego. Curiosidades: esta es la tierra de los legendarios Trolls, y en todas las casas hay cuernos de alces sobre las puertas.

Los cinco expedicionarios de Sol 2002 nos detenemos a hacer noche en el camping de Berkåk, a unos 50 kilómetros de Trondheim. Comenzamos a habituarnos a que oscurezca a medianoche y que el Sol salga a las cuatro de la madrugada, noche que cada vez será más corta a medida que sigamos subiendo rumbo norte. El objetivo de mañana es llegar lo más cerca posible del paralelo 66º 33': el mítico círculo polar. Esperamos que el tiempo mejore, pues los aguaceros alternan con los claros.

Imagen 1.- La catarata Uladammen, de 12 metros de altura, en el Parque Nacional Rondane.

Imagen 2.- Cartel indicador de la entrada del Parque Nacional, situado a unos 350 kilómetros de Oslo.

Imagen 3.- Miquel Serra, jefe de la expedición (a la derecha), con Javier Jordana, encargado de manutención y colaborador de Sol 2002 aportando las prendas de abrigo marca BALENO. Detrás, nuestro monovolumen. La foto está tomada en las cercanías de Lillehammer.

Imagen 4.- Florida toma de la orilla de uno de los numerosísimos lagos del Parque de Rondane.

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